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Autoexigencia y perfeccionismo: cómo encontrar el equilibrio

Vivimos en una sociedad que premia el alto rendimiento y la excelencia.

La autoexigencia y el perfeccionismo pueden convertirse en un arma de doble filo. Si bien el deseo de superación personal puede motivarnos a alcanzar nuestras metas, cuando se vuelve excesivo puede generar altos niveles de ansiedad, estrés y frustración.


El impacto del perfeccionismo en la salud mental


El perfeccionismo no es intrínsecamente negativo, pero su manifestación puede diferenciarse en dos tipos principales:


  1. Perfeccionismo adaptativo: es una motivación sana para mejorar, sin que ello afecte la autoestima o el bienestar emocional.

  2. Perfeccionismo desadaptativo: Se caracteriza por una autoexigencia extrema, miedo al fracaso y una constante insatisfacción con los propios logros, lo que puede derivar en ansiedad, depresión y baja autoestima.


    El perfeccionismo puede generarnos un alto nivel de ansiedad

¿Cómo reconocer la autoexigencia extrema?


Las personas perfeccionistas tienden a presentar patrones de pensamiento rígidos y expectativas poco realistas sobre sí mismas. Algunas señales incluyen:


  • Dificultad para aceptar errores y tendencia a la autocrítica excesiva.

  • Procrastinación por miedo a no cumplir con estándares elevados.

  • Sensación constante de que los logros nunca son suficientes.

  • Estrés y ansiedad ante la posibilidad de fallar.


Estrategias para gestionar el perfeccionismo


Si bien el perfeccionismo puede parecer difícil de manejar, existen diversas estrategias para equilibrar la autoexigencia y mejorar el bienestar:


  1. Fomentar la autocompasión: Aprender a tratarnos con amabilidad y aceptar que los errores forman parte del proceso de aprendizaje es clave para reducir la ansiedad y el estrés.

  2. Establecer expectativas realistas: En lugar de buscar la perfección, enfocarse en el progreso y valorar los pequeños nos generará una sensación de satisfacción y motivación más saludable.

  3. Modificar el diálogo interno: Cuestionar pensamientos perfeccionistas y reemplazarlos por afirmaciones más flexibles nos ayudará a reducir la presión autoimpuesta.

  4. Aceptar la imperfección como parte de la vida: Adoptar una mentalidad de crecimiento en la que se valore el aprendizaje en lugar del resultado final contribuye a un bienestar emocional más estable.

  5. Buscar apoyo profesional: La terapia cognitivo-conductual ha demostrado ser una herramienta efectiva para identificar y modificar patrones de pensamiento perfeccionistas.


Aplicaciones en la vida cotidiana


Equilibrar la autoexigencia con el bienestar implica practicar hábitos saludables, como establecer límites claros en el trabajo y la vida personal, priorizar el descanso y reconocer el valor del esfuerzo sin necesidad de alcanzar la perfección absoluta.

Comprender que el éxito no depende de la ausencia de errores, sino de la capacidad de aprender y adaptarse, nos ayuda a construir una relación más saludable con nosotros mismos y con nuestras metas.


Si quieres informarte sobre la terapia o tienes cualquier duda puedes ponerte en contacto conmigo a través de esta página web o en el teléfono 673211764.



Espero que os haya servido este post. ¡Nos vemos en el siguiente!


Artículo realizado por María Pereira


Bibliografía


  • Furlan, L., Martínez Santos, G. (2023). Intervención en un caso de ansiedad ante exámenes, perfeccionismo desadaptativo y procrastinación. Revista Digital de Investigación en Docencia Universitaria, 17(1), e1633.

  • Guzmán-Pérez, D. (2013). Procrastinación: una mirada clínica [Trabajo de maestría, Instituto Superior de Estudios Psicológicos]. Repositorio Institucional -Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP).

  • Piemontesi, S.E. & Heredia, D.E. (2011). Relaciones entre la ansiedad frente a los exámenes, estrategias de afrontamiento, autoeficacia para el aprendizaje autorregulado y rendimiento académico. Revista Tesis 1, 74-86


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